Podemos dividir la digestión en cuatro etapas:
- Ingesta: es cuando el alimento entra en la boca.
- Digestión química y mecánica: a partir del instante en que la saliva y los dientes comienzan a trabajar hasta que sale del estómago.
- Absorción: es el paso del alimento desde el intestino a la sangre para llevarlo a donde es necesario.
- Excreción: la eliminación de los residuos expulsándolos de nuestro cuerpo.
Así, vemos que todo el proceso comienza en la boca, antes incluso de meter la comida. La digestión comienza cuando empezamos a salivar pensando en la comida.
En la boca la saliva ablanda la comida y empieza a deshacerla en sustancias más pequeñas, la lengua y los dientes ayudan en esa función, por eso es muy importante masticar bien cada trozo y comer tranquilamente (¡pero sin dormirse!). Cuando hemos masticado un ratito, tragamos ese bolo alimenticio y lo mandamos al esófago.
El esófago es un tubo de unos 25 centímetros de largo encargado de llevar la comida desde la boca hasta el estómago. Comienza en la faringe, por lo que está vinculado al aparato respiratorio y para evitar que la comida se vaya a los pulmones en la laringe hay una solapita, como una puerta, llamada epiglotis, que se cierra para evitar que entre comida. Cuando el bolo llega al final del esófago (lo recorre en unos 3 segundos) se encuentra con el cardias, que es la entrada al estómago.
El estómago es como una bolsa muscular en forma de J donde el bolo alimenticio, con ayuda de ácidos y encimas, va transformarse en quimo, que es la papilla que pasar a los intestinos. El estómago, aunque es flexible, tiene una capacidad que no hay que superar. En los adultos es más o menos de 1 ó 1'5 litros (pueden ser más, ¡hasta 4 litros!). Si lo llenamos más de lo que puede admitir, vomitamos. Cuando comemos, tarda unas 3 ó 4 horas en vaciar el contenido al intestino delgado abriendo el píloro.
Tras el estómago llega el intestino, que dividimos en dos tipos: intestino delgado e intestino grueso.
El intestino delgado empieza en el píloro y acaba en la válvula ileocecal. Puede medir unos 6 metros de largo y 5 centímetros de diámetro y está dividido en tres partes: duodeno, yeyuno e íleon. En el intestino delgado el quimo se convierte en quilo, ayudado por los productos que fabrican el hígado y el páncreas, y luego pasa a la sangre al absorberse por las paredes intestinales. Para que sea más fácil la absorción, las paredes intestinales tienen como unos pelitos, llamados vellosidades intestinales, que recogen el alimento y lo introducen en la sangre para llevarlo rumbo al hígado. Pasan cerca de 30 horas desde que el quimo entra en el intestino delgado hasta que el resto llega al intestino grueso.
El intestino grueso es el penúltimo tramo del aparato digestivo. Es un tubo grueso de unos 1'5 metros de largo y 9 centímetros de diámetro dividido en tres secciones: ciego, colon (ascendente, transversal y descendente) y recto. En el intestino grueso se absorben vitaminas y agua y se compactan y almacenan las heces (caca) antes de expulsarlas, lo que puede tardar entre 6 y 18 horas.
La última parte es el ano, que es un anillo muscular que cierra el aparato digestivo, abriéndose para expulsar las heces.
En la digestión intervienen otros órganos, como el hígado y el páncreas, aportando sustancias para degradar y absorber mejor los alimentos. Además, antes de ir a ningún órgano, el hígado filtrará la sangre con alimento que le manda el intestino delgado y luego lo distribuirá donde se necesita.
Aquí tenemos un esquema sencillo de nuestro aparato digestivo.
No debemos olvidar que para llevar una vida saludable y cuidar nuestro sistema digestivo debemos llevar una dieta sana, rica y variada sin abusar de ningún alimento.
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